martes, 18 de abril de 2017

Canción, mama

Todos los días, a la hora de ir a la cama: "Canción, mama". Tomamos la leche (ya sin biberón, en vaso), lavamos los dientes, leemos un libro y a la cama con una canción que al final siempre son dos (más una de papa).

Los trocitos que conoce, los canta conmigo. Y los que no, me mira embelesada como si una fuera Mariah Carey. Ay ese amor incondicional de hija, ¡que no desaparezca nunca!

Ayer estuvimos en el acuario, y hay un estanque en el que los peques pueden meter las manos y tocar los peces (carpas mayormente, alguna anguila). Y a mi hija, que le chifla el agua, le faltó tiempo para empaparse las mangas. Una vez tocó un par de peces, ya no había quién la sacara de ahí. ¿Miedo? ¿Asco? ¿Qué es eso?

Tal fue la diversión, que esta mañana me recordaba "¡N jugando blablabla peces!". Es increíble la cantidad de vocabulario que tiene la enana, a ni tan siquiera dos años de edad. Conoce tantas palabras, que hay un montón que ni papuchi ni yo reconocemos ;)

No me puedo creer que quede tan poco para su cumpleaños. Esta vez prepararemos una fiesta sencilla pero completa. Hemos encargado un pastel, y habrá globos y guirnaldas y música y regalos. ¡Qué ganas de verle la cara, con lo que le entusiasman las fiestas y las canciones de cumpleaños!
Sí, podría hacerle yo el pastel, pero no sería lo mismo. Mamá y los pasteles no son un gran combo. El año que viene, ¡empezaremos la tradición de hacerlo juntas! (así si sale un "churro", será porque la peque está ayudando ;) ).

Apenas encuentro tiempo para escribir, y cuando lo hago no recuerdo la mitad de cosas que quería inmortalizar. Adoro ser madre. Es lo mejor del mundo, y nunca me cansaré de decirlo. Mi hija es amor, da besitos (cuando quiere, que no es muy a menudo, pero eso sólo hace sus besos más especiales), me abraza constantemente, me pide que leamos juntas, que juguemos juntas, me prepara la comida (de plástico), si se va de la habitación me avisa "ahora vengo mama". Cada vez que baila me roba el corazón y si ve que me hago daño, me acaricia y dice "no pasa nada, mama". Es alegre y payasa como papa y mama y a veces tiene mucha paciencia con los dos. Hemos empezado con una cuidadora nueva y la adaptación fue increíble (de un día para otro ya pasaba allí la jornada entera). Luego en vacaciones le tocó estar con otra persona y aunque se notaba que no le entusiasmaba, entendía que teníamos que ir a trabajar. Esta semana, su cuidadora está ingresada así que se queda con OTRA persona diferente y hoy aunque se ha quedado un poco extraña al llegar, cuando la he recogido estaba más contenta que unas pascuas. Todo el que se queda con ella coincide en que es una delicia tenerla allí. Una niña espavilada, graciosa y fácil. Come bien, duerme bien, se porta bien.

Que sí, que en gran parte seguro que es "amor de madre". ¡Pero está claro que algo estamos haciendo bien!