martes, 13 de septiembre de 2016

Vuelta a la rutina

Pues ya hemos vuelto de vacaciones.

Un vuelo de vuelta con retraso pero con la peque durmiendo placidamente. Unos días de desconexión y de tiempo para mami y papi, de parque, de mimos, de comida casera y de calor... mucho calor. Por suerte el sol brilla también en el norte y el cambio no ha sido tan traumático.

Hoy hemos empezado en la clase de gimnasia para bebés. Empieza con canciones, acaba con canciones y en medio, un montón de obstáculos, colchonetas, trampolines y demás atracciones varias en las que la peque se lo ha pasado en grande. Tanto, que cuando recogimos para irnos todo eran llantos y gritos desconsolados (el hambre también ha tenido algo que ver).

Ver al pequeño troll entre tanto peque (todos del 2014 en adelante) me hace darme cuenta de lo especial que es. Todos los demás niños y niñas, sentados en el círculo con sus papás o mamás, siguiendo la canción y dando palmas, y mi hija corriendo de un lado a otro dentro de dicho círculo, diciendo hola a los papás y mamás y bailando como una loca, con los brazos al aire. Es verdaderamente un espíritu libre.

En parte esperamos que todo esto fuera porque era nuestro primer día (nos perdimos la primera sesión por las vacaciones) y que la próxima vez esté un poco más complaciente... Sinceramente nos ha dado un poco de vergüenza tener a la única niña salvaje y descontrolada, aunque parte de mí estaba encantada viéndola tan feliz y sociable. Es curioso porque no se estaba portando mal, estaba explorando y disfrutando como la enana que es, y aún así me daba reparo no poder controlar a mi hija. Luego si lo pienso me digo, ¿y por qué debería intentar controlarla? ¿en qué mundo una mamá debería impedir que su hija salte y ría y corra porque todos los demás peques están quietos y callados al lado de sus papis? Así que decidí que mientras no estuviera molestando excesivamente, no iba a intentar controlarla más. Y la "profe" nos dijo que la dejaramos correr. Personalmente creo que era una delicia verla disfrutar tantísimo. Súper divertido.

De resto todo sigue igual. Cada día más palabras nuevas y repitiendo todo lo que oye, "oh mai got", "sii yuu" y "shit" incluído. Es difícil poner en palabras todo lo que me hace sentir, desde orgullo hasta felicidad suprema y sobretodo muchas muchas ganas de ver con qué nos sorprenderá mañana. Ayer se le cayó su vaso de agua y corrió a por el primer "trapo" que vió para secarlo. Que el trapo resultara ser un cárdigan de lana es otra historia, pero ¡la intención es lo que cuenta!

También ahora empieza a tirar besos al aire, aunque desgraciadamente no a darlos (¡y mira que tenemos ganas!).

Si me hubieran dicho que esto de la maternidad iba a ser así de increíblemente mágico, ¡me hubiera puesto a ello mucho antes!