lunes, 6 de junio de 2016

Verano

Hoy por fin me decidí a quitar las guirnaldas del cumple del troll. Sí, un mes después. Qué vacías y blancas se ven mis paredes ahora...


Llevamos unos días de sol y de calor muy veraniegos. Y la peque disfrutando como la enana que es, todo el día fuera, bajo el cielo azul.

Mamuchi lo lleva un poco peor, pero he decidido dejar de quejarme porque pronto llegarán las lluvias torrenciales y me arrepentiré de haber abierto la boca. Ahora toca disfrutar y aprovechar al máximo. Cubiertas en crema solar factor 50 y sudando a mares, pero con una sonrisa en la cara.

Mi peque ya se decide a andar solita de vez en cuando. Pasa que nos giramos y de repente la vemos caminando sola, casi cruzando el comedor. Y yo si la pillo me echo al suelo de rodillas con los brazos abiertos y le digo "¿¡Vienes con mami?!" y entonces se le dibuja la sonrisa más enorme del mundo en los labios y en los ojos y se tambalea hasta mis brazos. Y ahí me derrito, y la abrazo fuerte, y ella a veces se queja un poco pero a mamuchi le da igual. La abrazo, la achucho, la besuqueo y lo disfruto al 200%, ahora mientras puedo. 

Ayer le puse unas cuantas cerezas (deshuesadas) de postre. Y me miró y negó con la cabeza y dijo "mh mh" como ella bien sabe hacer. Claramente un "no, no". Así que mamuchi, ni corta ni perezosa, le echó una de las medias cerezas a la boca. Adoro las cerezas, ¡y aquí arriba se encuentran tan poquito! Pues mi niña bonita echó immediatamente la mano al bol y ¿qué hizo? coger una cereza y alargar el brazo hacia mí, ofreciéndomela. No es la primera vez, no. Pero esta vez, el gesto iba acompañado de un "aaahhhh" y cuando me comía la cereza, entonces un "mmmmhhh". Exactamente lo que le hago yo con el desayuno: "aaaahhhhmmmmhhh". Y ahí me derretí otra vez.

Un recordatorio más de que los peques lo ven (y lo copian) todo. El otro día me pidió un coletero elástico que llevaba en la muñeca (nunca se sabe cuando una tendrá que hacerse una coleta) y tal y como se lo di, se lo puso en su muñeca. Encontró unas gafas en un cajón, y se las intentó poner también (sin éxito, pero eso es más complicado). 

A veces no me creo lo lista y espavilada que es (que supongo que igual que otra niña de su edad, pero claro, no tengo con qué comparar). 

Ahora solo queda intentar dar el mejor ejemplo posible. Que mi peque vea, a poder ser, la mejor versión de su mami. Ya tendrá tiempo en unos años de descubrir que mamuchi tampoco es perfecta.








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