lunes, 27 de junio de 2016

Enamorada

Así me tiene.

Cada día más, aunque parezca imposible.

Hace días (al menos una semana) que ya tenemos a la peque correteando por la casa sin ayuda de nadie. ¡Qué maravilla! ¡Mi pequeña todoterreno! Y aunque sobre hierba o asfalto y con zapatos puestos aún se caiga un poco más a menudo, siempre se vuelve a levantar. 

Todo esto lleva a situaciones más o menos cómicas del estilo "bebé se mete en la bañera con la ropa puesta" (está claro que tengo que vaciar la bañera immediatamente después de usarla), "bebé vacía por completo los cajones de su habitación", o "bebé inunda el cuarto de baño de papel higiénico". Aunque algunas de esas cosas ya las hacía gateando, ahora pasan más.

Oh, y por supuesto el maravilloso "bebé corre feliz a la puerta cuando mamá llega de trabajar". Mi favorito. 

Ayer estuvimos en una granja-zoo, y es obvio que es hija de su madre. ´¡Qué pasión por los animales! Cabras, burros, llamas, caballos... da igual. Mientras se puedan tocar, le alucinan. De lejos los monos también le hacen gracia. Pero las cabras más. Ojalá pudiera describir detalladamente los sonidos de emoción, alegría, nerviosismo e hiperactividad que salían de mi hija cada vez que veía un bicho nuevo que se le acercaba. Cómo corría acelerada tirando de su abuela paterna para aquí y para allá, sin rumbo y respondiendo a cada animal que la llamaba. Puro éxtasis. 

Y como resultado ya tiene bastante aprendidos los sonidos básicos. La vaca sobretodo, muuuuuuuh. La oveja, beeeeeeee. El caballo, iiiiiiihhhhh. El perro, wuff wuff (para ella, uhh, uhh). El gato, miiiiauuu (aunque a ella le sale más bien un aaaaauuu).  La muñeca cuando se toma el biberón, nom nom nom.

También ha aprendido a pedir agua. áhua. A veces, ahuáhua.  

El día que aprenda a hablar más, no va a parar. Va a hablar por los codos, como una servidora, que siempre traía buenas notas a casa, acompañadas de comentarios del estilo "habla demasiado". ¡Qué culpa tenía yo! Si las clases hubieran sido más entretenidas, no habría hablado tanto. 

Ya estoy temiendo los interminables ¿Y por qué? 

Pero no la cambiaría por nada del mundo. Sí, le sigue dando la vuelta a la cuchara antes de meterla en la boca. Sí, se sigue despertando varias veces por la noche. Pero es mi peque y la adoro tal cual. 

lunes, 6 de junio de 2016

Verano

Hoy por fin me decidí a quitar las guirnaldas del cumple del troll. Sí, un mes después. Qué vacías y blancas se ven mis paredes ahora...


Llevamos unos días de sol y de calor muy veraniegos. Y la peque disfrutando como la enana que es, todo el día fuera, bajo el cielo azul.

Mamuchi lo lleva un poco peor, pero he decidido dejar de quejarme porque pronto llegarán las lluvias torrenciales y me arrepentiré de haber abierto la boca. Ahora toca disfrutar y aprovechar al máximo. Cubiertas en crema solar factor 50 y sudando a mares, pero con una sonrisa en la cara.

Mi peque ya se decide a andar solita de vez en cuando. Pasa que nos giramos y de repente la vemos caminando sola, casi cruzando el comedor. Y yo si la pillo me echo al suelo de rodillas con los brazos abiertos y le digo "¿¡Vienes con mami?!" y entonces se le dibuja la sonrisa más enorme del mundo en los labios y en los ojos y se tambalea hasta mis brazos. Y ahí me derrito, y la abrazo fuerte, y ella a veces se queja un poco pero a mamuchi le da igual. La abrazo, la achucho, la besuqueo y lo disfruto al 200%, ahora mientras puedo. 

Ayer le puse unas cuantas cerezas (deshuesadas) de postre. Y me miró y negó con la cabeza y dijo "mh mh" como ella bien sabe hacer. Claramente un "no, no". Así que mamuchi, ni corta ni perezosa, le echó una de las medias cerezas a la boca. Adoro las cerezas, ¡y aquí arriba se encuentran tan poquito! Pues mi niña bonita echó immediatamente la mano al bol y ¿qué hizo? coger una cereza y alargar el brazo hacia mí, ofreciéndomela. No es la primera vez, no. Pero esta vez, el gesto iba acompañado de un "aaahhhh" y cuando me comía la cereza, entonces un "mmmmhhh". Exactamente lo que le hago yo con el desayuno: "aaaahhhhmmmmhhh". Y ahí me derretí otra vez.

Un recordatorio más de que los peques lo ven (y lo copian) todo. El otro día me pidió un coletero elástico que llevaba en la muñeca (nunca se sabe cuando una tendrá que hacerse una coleta) y tal y como se lo di, se lo puso en su muñeca. Encontró unas gafas en un cajón, y se las intentó poner también (sin éxito, pero eso es más complicado). 

A veces no me creo lo lista y espavilada que es (que supongo que igual que otra niña de su edad, pero claro, no tengo con qué comparar). 

Ahora solo queda intentar dar el mejor ejemplo posible. Que mi peque vea, a poder ser, la mejor versión de su mami. Ya tendrá tiempo en unos años de descubrir que mamuchi tampoco es perfecta.