Este post se va a hacer largo... pero tened paciencia conmigo :)
Las notícias de la existencia del pequeño troll ha llegado por sorpresa para
mucha gente. De hecho, yo sólo compartí las notícias del embarazo con mi familia próxima y mis amigos más cercanos - que son en realidad una extensión de mi familia. Obviamente, llegó el momento en que todo se volvió tan obvio que compañeros de trabajo y otros conocidos entraron al círculo... pero eso era inevitable.
Contra lo que por lo visto viene a ser la norma general, decidí no hacer ningún anuncio en Facebook u otras redes sociales (hice lo mismo con mi boda, así que no debería llegar de sorpresa, pero aún así). Papuchi sí lo hizo, pero a petición mía restringió la visibilidad de dicha noticia a un grupo (pseudo)limitado de personas, y les hizo saber que no queríamos (principalmente yo) ningún tipo de comentario al respecto de modo público en nuestros
muros.
Todos estos meses he sido bastante paranoica con el tema y he controlado mi privacidad al máximo. No todo el mundo lo ha entendido, pero todos lo han respetado (con el comprensible desliz ocasional). Ahora que ya estamos al otro lado de la valla, me gustaría intentar explicar mis motivos para que nadie se sienta ofendido (aunque puede que acabe siendo peor el remedio que la enfermedad).
1.
Resistencia. Me niego a la extinción de mi vida privada. Los tiempos cambian y la gente cada día vive más expuesta; pero a medida que todo se hace más público, yo me vuelvo más protectora de mi vida personal.
2.
Círculos y privilegios. Tengo unos 150
amigos en Facebook. Según los estándares normales, eso son pocos. Para mí son muchísimos. Y aunque tengo interés en la vida de todas y cada unas de las personas en mi lista (sino no estarían), evidentemente no tengo el mismo tipo de relación con todas ellas. Hay personas con las que hablo a diario y otras con las que hace meses que no interactúo.
Por todo esto, creo que es lógico que no todas las personas tengan acceso al mismo tipo de información y a formar parte de algo tan personal, delicado e importante como ha sido esta etapa de mi vida.
3.
Buenas intenciones. No sólo cada mujer es diferente, sino que cada embarazo también. Y las opiniones son como los culos, cada persona tiene uno y todos apestan en algún momento (esa frase suena mucho mejor en inglés, pero os hacéis a la idea). He sido testigo de demasiados comentarios bienintencionados a mamás que compartían su estado.
Haz esto, haz lo otro, esto no lo hagas así, compra tal o cual, ¿cómo se te ocurre comer eso?...y un
largo etcétera. A la gente le encanta aportar su granito de arena, aunque sea una experiencia única y completamente anecdótica con la que prácticamente nadie se pueda identificar.
Los consejos están bien, pero acompañados de algún tipo de juicio (y raramente no lo están) al final cansan. Por suerte vivimos en una época en que tenemos acceso a muchísimos recursos y yo tengo la sabiduría necesaria para poder juzgar por mí misma lo que me parece creíble y útil y lo que no.
Dicho esto, no soy superwoman y reconozco que he pedido y aceptado consejo a otras mamás, pero en cualquier caso es
mí decisión a quién decido involucrar en el asunto.
4.
Las preguntas. La gente es curiosa por naturaleza, yo lo entiendo. Y un embarazo es motivo de alegría y en mi generación incluso de sorpresa (sí, me han llegado a preguntar si fue un accidente y
NO, no lo fue). Es completamente normal que se cree interés. Pero del interés honesto al cotilleo hay una línea bastante fina, y lo segundo no lo tolero.
Pero principalmente, el objetivo ha sido evitar el estrés causado por decenas de personas preguntando de vez en cuando cómo estoy, cómo me encuentro, cómo lo llevo, cuánto me queda, he comprado ya cositas, dónde va a dormir el bebé, cuándo me cojo la baja, nos vamos a mudar o no, qué voy a hacer con el idioma, y el siempre clásico
Ha nacido ya de las últimas semanas. Sobretodo este último es horrible, porque claro... aquí en casa no estamos lo suficientemente impacientes sin tener que contestar a todas estas cosas. La única manera de minimizar la cantidad de personas preguntando es reducir el número de personas que lo saben.
(A los que habéis estado preguntando, no os sintáis mal que no me ha importado, os quiero mucho a tod@s).
**
*
Algunos os preguntaréis
¿Por qué compartirlo ahora? Bueno, ahora ya es una realidad, mi vida ya ha cambiado. Probablemente habrá comentarios, estados y referencias y creo que es justo que las personas en mi lista de amigos estén al día.
Dicho esto, los puntos 1, 3 y 4 siguen vigentes y no voy a convertir mi vida familiar en un escaparate. De hecho, la idea inicial es que no quiero ninguna foto del bebé en Facebook/Instagram/Whatever pero alguna se escapa - procurando proteger siempre la anonimidad de la peque; i.e. fotos artísticamente seleccionadas.
Mi familia y amigos están lejos y de ahí la existencia de este blog. Al que le interese hacer un seguimiento puede venir aquí a leer, pero seguiré intentando mantenerlo tan anónimo como sea posible en el vasto universo web.
Habrá probablemente también un álbum online privado al que podéis tener acceso aquellos que tengáis interés. Con la condición implícita de que no compartáis ninguna de las fotos :)
Y poco más. Espero que nadie se haya ofendido en ningún momento. En cualquier caso siempre podéis contactarme con quejas y preguntas ;)